El recién formado grupo se dirige a la casa de Ysabet con el libro que acaban de adquirir, para poder hojearlo tranquilamente. Ysabet les invita a pasar y a ponerse cómodos mientras prepara la cena con su sobrino.
Traducido del francés. Posible autor: Tomas de Castaigne. Se cree que la edición original fue confiscada y destruida por la tercera república nada más publicarse.
Es un fino volumen forrado en tela, con una gran estampa en relieve de un signo amarillo. Las hojas están cubiertas de apuntes y garabatos que parecen hechos por Talbot Estus.
Parece una obra sacada de un sueño. El profesor Brown empieza a leer en alto, pero a medida que pasa las páginas su voz se va atenuando hasta silenciarse, sin que se dé cuenta de esto. Poco a poco va dejando de oír lo que hay a su alrededor y la cabeza empieza a darle vueltas, hasta que vuelve a posar su mirada en el libro.
Juan le interrumpe y le insta a que siga leyendo en alto, a lo que Brown reacciona con cierta violencia, aunque el enfado se le desvanece pronto. Juan continúa la lectura en voz alta y le sucede lo mismo que a su compañero. Cuando Isaiah se da cuenta de lo que le está pasando le arrebata el libro.
Durante la cena, Ysabet intenta tener una conversación tranquila para conocer mejor a sus invitados. Brown y Joseph le hablan sobre la importancia del pasado, y Joseph menciona a unos dioses más antiguos que la humanidad, dioses con los que el libro tiene que ver. Pide a Ysabet cosas extrañas, como un ojo de conejo o uno de sus meñiques. Ella, alterada, amenaza con echarle de su casa si sigue bromeando con cosas extrañas.
Tras la cena, Joseph y Brown se dedican a estudiar el libro mientras Isaiah les vigila. Ysabet se va a dormir enseguida. Se pasan la noche en vela estudiando el libro y a la mañana siguiente van a dormir a sus casas.
Charles Highsmith, trabajador del manicomio Saint Agnes, escribe una carta al profesor Brown pidiéndole una cita. Se reúnen en el hotel donde se aloja y le habla de un extraño caso que no quiere que se haga demasiado conocido.
El paciente es Alexander Roby, hermano de Grahame Roby, un importante banquero, por lo que hay mucho en juego con el diagnóstico definitivo. Highsmith confía en el buen juicio del profesor para evaluar el caso. El paciente sufre ataques de pánico nocturnos a intervalos regulares. De momento se los están controlando con somníferos relativamente potentes. El plazo de ingreso va a terminar y Highsmith debe decidir si Alexander sigue ingresado o no. El médico de familia, Trollope, insiste en que debe continuar internado, pero el doctor opina lo contrario por el bienestar del paciente.
Tras la conversación, Brown se desplaza a la biblioteca donde trabaja Joseph, que está allí con Isaiah. Buscando juntos encuentran noticias de periódico de hace dos años relatando el asesinato de Herbert Arthur Roby, padre de Alexander y Grahame Roby, junto con su hija, ambos asesinados en el domicilio de Herbert Roby. Parece que el cuerpo del padre fue desangrado y había horripilantes heridas en el cuerpo de ella.
Deciden reunirse con el doctor Trollope, que les recibe en su casa. El dato más interesante que les cuenta es que Alexander Roby se declaró culpable de los asesinatos de su padre y de su hermana, y dado su estatus social y la ausencia de pruebas se decidió internarle en el manicomio. Fuera de la casa, un misterioso fumador parece estar espiando.
Esa misma noche Lionel Trollope es asesinado en el parque Saint James. Se busca a dos sospechosos.