aboutsummaryrefslogtreecommitdiff
path: root/escritos/wordpress/elVueloOcre.html
blob: cadf7c7ae5f7104487820f7609ee7f863e9ce5d7 (plain)
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
<!DOCTYPE html>
<html lang="es">
  <head>
    <meta charset="UTF-8">
    <title>Taamas --- El vuelo ocre</title>
    <link rel="stylesheet" type="text/css" href="../../css/style.css">
    <meta name="viewport" content="width=device-width, initial-scale=1.0">
  </head>
  <body>

    <header>
      <h1>El vuelo ocre</h1>
    </header>

    <div class="navbar">
      <a href="../index.html">A escritos</a>
    </div>

    <p>
    Humo y brasas crepitantes, y un océano de absoluta nada. Las llamas saltaron de la madera a su
    sueño, y lo consumieron hasta que dejó de existir.
    </p>

    <p>
    Se incorporó. Sintió que tenía algo en sus manos. Se detuvo un tiempo para observar
    las brillantes esferas que rotaban lentamente sobre sus palmas, y como una orden del día que
    era, las introdujo en su pecho. La primera, determinación tan fría como el infierno de su mente.
    La segunda, formada de resignación y un núcleo de melancolía, púrpura como el cielo.
    </p>

    <p>
    Se puso de pie frente al enorme espejo de su habitación y se observó con calma. Cuando su
    reflejo se cansó de burlarse de su pasado y se largó frustrado, extendió las alas y atravesó
    el cristal.
    </p>

    <p>
    Batió con fuerza sus extremidades, se elevó y se dejo caer, planeó sobre las llanuras, hechas de
    arcilla roja y tiempo congelado. Jugó con el aire, con sus músculos y sus huesos, con el viento
    y el silencio. Esos momentos tenían mucha más vida de la que podría desear.
    </p>

    <p>
    En su viaje sobrevoló ciudades en las que se comercia con pensamientos, aldeas donde
    las ancianas embotellan sus sueños, océanos fabricados con los primeros pensamientos de
    todos los seres. Descansó a la sombra de árboles que no son y probó frutos con sabor a
    canciones robadas y virviriscencias.  Observó muy abajo las legiones de carcumen, con yelmos de
    sangre y filos de odio, recorriendo una senda de lentitud y silencio hacia los ebúrneos muros de
    la Ciudad de las Luces.
    </p>

    <p>
    Del vacío en el firmamento que había acompañado su viaje surgió la esfera de llamas. La absorbió
    con sus ojos, inmóvil, hasta que su cerebro se deshilachó, borboteó y ya no fue. Primero el
    movimiento del cuello hacia atrás, luego la caída, y finalmente tierra, carne, huesos, crujidos,
    vacío.
    </p>

    <p>
    Y allí, sobre las rocas y los eones, sobre todas las cosas y sobre la muerte, floreció.
    </p>

    <p><i>Publicado el 30 de enero de 2016.</i></p>

  </body>
</html>